"Los cinco minutos de Santa Teresita. " (1)
¡Cómo me entendiste, único Amigo que amo, mi corazón robaste, haciéndote mortal y vertiendo tu sangre, ¡oh, supremo misterio! Y aún vives desvelado por mí sobre el altar. Si no escucho tu voz, desbordante de dulzura, ni veo el resplandor de tu adorable faz, ¡muy bien puedo, Dios mío, vivir de tu gracia y en tu Sagrado Corazón el mío reposar!
Corazón de Jesús, tesoro de ternura, tú sólo eres mi dicha y mi única esperanza. Pues supiste hechizar mi tierna juventud, que nuestra unión culmine mi última jornada. A tí solo, Señor, mi vida he confiado, de todos mis deseos tienes conciencia clara; ¡Corazón de Jesús, yo me quiero perder en tu dulce bondad, por siempre ilimitada!
Sé que todas nuestras justicias y méritos carecen de valor a tus divinos ojos. Para hacer meritorios mis pobres sacrificios, sobre tu Corazón divino los arrojo. Ni a tus ángeles puros encontraste sin mancha. Destellando nos diste tu ley de oro. Tu Corazón Sagrado, Jesús es mi escondite, ¡no tiemblo ya, tú eres mi virtud y mi Todo!
Para poder un día contemplarte en tu gloria, lo sé, debo aceptar el dolor; por eso he escogido para mi purgatorio tu amor consumidor, ¡Corazón de mi Dios! Mi desterrada alma, al dejar esta vida, quisiera hacer un acto del más sincero amor; y enseguida, volando a tu Patria del Cielo, tomar como morada tu Sagrado Corazón.
No creas que estoy nadando entre consuelos, Jesús mío. No, mi consuelo es no tenerlo en la tierra. Jesús me instruye en secreto, le habla a mi alma, sin mostrarse, sin hacerme oír su voz; no lo hace sirviéndose de libros, porque -a veces- no entiendo lo que leo. Pero a veces viene a consolarme una frase como la que he encontrado al final de la oración (después de haber aguantado en el silencio y en la sequedad): "Este es el maestro que te doy, él te enseñará todo lo que debes hacer. Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del amor."
Autora: Santa Teresita.
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