Tuesday, June 30, 2009

EL VIAJERO.












EL VIAJERO.

Está en la sala familiar, sombría,

Y entre nosotros, el querido hermano

Que en el sueño infantil de un claro día

Vimos partir hacia un país lejano.

("Podría ser también una querida hermana...")

Hoy tiene ya las sienes plateadas,

Un gris mechón sobre la frente;

Y la fría inquietud de sus miradas

Revela un alma casi toda ausente.

("Seguramente, pasó mucho tiempo sufriendo...")

Deshójanse las copas otoñales

Del parque mustio y viejo.

La tarde, tras los húmedos cristales,

Se pinta y en el fondo del espejo.

El rostro del hermano se ilumina

Suavemente: ¿Floridos desengaños

Dorados por la tarde que declina?

¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

("Seguramente sueña con su pasada y amada juventud...")

¿Lamentará la juventud perdida?

Lejos quedó y muerta.

¿La blanca juventud nunca vivida

Teme, que ha de cantar ante su puerta?

("Las mujeres envejecen antes que los hombres,

Y se les nota más los años crueles y el tiempo implacable...")

¿Sonríe al sol de oro

De la tierra de un sueño no encontrada;

Y ve su nave hender el mar sonoro,

De viento y luz la blanca vela hinchada?

Él ha visto las hojas otoñales,

Amarillas, rodar, las olorosas

Ramas del eucalipto, los rosales

Que enseñan otra vez sus blancas rosas...

Y este dolor que añora o desconfía

El temblor de una lágrima reprime,

Y un resto de viril hipocresía

En el semblante pálido se imprime.

Serio retrato en la pared clarea

Todavía. Nosotros divagamos

En la tristeza del hogar golpea

El tictac del reloj. Todos callamos.

He andado muchos caminos,

He abierto muchas veredas;

He navegado en cien mares

Y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto

Caravanas de tristezas,

Soberbios y melancólicos

Borrachos de sombra negra,

Y pedantones al paño

Que miran, callan, y piensan

Que saben, porque no beben

El vino de las tabernas.

Mala gente que camina

Y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto

Gente que danzan o juegan,

Cuando pueden, y laboran

Sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,

Preguntan adónde llegan.

Cuando caminan, cabalgan

A lomo de mula,

Y no conocen la prisa

Ni aún en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;

Donde no hay vino, agua fresca.

Son buena gente que viven,

Laboran, pasan y sueñan,

Y en un día como tantos

Descansan bajo la tierra.


La plaza y los naranjos encendidos

Con sus frutas redondas y risueñas.

Tumulto de pequeños colegiales

Que, al salir en desorden de la escuela,

Llenan el aire de la plaza en sombra

Con la algazara de sus voces nuevas.

¡Alegría infantil en los rincones,

De las ciudades muertas!...

¡Y algo nuestro de ayer, que todavía

Vemos vagar por estas calles viejas!

Yo voy soñando caminos

De la tarde. ¡Las colinas

Doradas, los verdes pinos,

Las pólvorientas encinas!...

¿Adónde irá el camino?

Yo voy cantando viajero

A lo largo del sendero...

-La tarde cayendo está-

"En el corazón tenía

La espina de una pasión;

Logré arrancármela un día:

Ya no siento el corazón."

Y todo el campo un momento

Se queda, mudo y sombrío

Meditando. Suena el viento

En los álamos del río.

La tarde más se oscurece:

Y el camino que serpea

Y débilmente blanquea,

Se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:

"Aguda espina dorada,

Quién te pudiera sentir

En el corazón clavada."

Hacia un ocaso radiante

Caminaba el sol de estío,

Y era, entre nubes de fuego, una trompeta gigante,

Tras los álamos verdes de las márgenes del río.


Autor: Poeta Antonio Machado.

Tomé algunos extractos de sus poesías,

Y expresé algunos comentarios entre paréntesis.

"CAMINANTE NO HAY CAMINO,

SE HACE CAMINO AL ANDAR."








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