"Carreras Secretas."
Alejandro Dolina en las páginas de "El Libro del Fantasma" dice:
"La teoría según la cual todos los objetos del universo se influyen mutuamente, aun más allá de la casualidad y el silogismo, ha sido sostenida por muchas civilizaciones.
Se sabe que la visión de un meteorito asegura el cumplimiento de un anhelo. La incompetencia de los emperadores chinos produce terremotos. El futuro imprime advertencias en las entrañas de las aves. La adecuada pronunciación de una palabra clave puede destruir el mundo.
Yo, desde chico, he participado -sin admitirlo- de estas convicciones. Con toda frecuencia, me imponía sencillas maniobras y preveía unas módicas sanciones para el caso de su incumplimiento. Por ejemplo, antes de acostarme, cerraba las puertas de los roperos, sabiendo que si no lo hacía debería soportar pesadillas.
Los castigos que imaginaba eran al principio leves. Pero después empecé a jugar más fuerte. Éste repertorio legislativo fue creciendo con el tiempo y el llegar mi adolescencia, mi vida transcurría en medio de una intrincada red de obligaciones y prohibiciones, a menudo contradictorias.
Todo se hizo más simple -más dramático- cuando descubrí las carreras secretas.
Antes del comienzo, se deciden las recompensas y las penalidades. Durante largos años, competí sin perder jamás. Me asistía una ventaja decisiva: mis adversarios no estaban enterados de su participación en el juego, y por lo tanto, casi no oponían resistencia.
Tantas victorias me volvieron imprudente. Cada vez elegía rivales más difíciles de alcanzar. Cada vez los castigos que me prometía eran más horrorosos.
Con el coraje y la generosidad que suelen ser hijos del aburrimiento, resolví jugármelo todo. Una vida feliz, si ganaba. Una existencia infeliz, si perdía..."
Ese constante desafío a la vida, se transforma en una paranoia.
Saludos a todos,
Starry Dawn.